domingo, 8 de abril de 2018

Reflexión 1

En esta ocasión, lo que voy a hacer es una reflexión sobre lo que he aprendido en este primer bloque y cómo lo voy a aplicar en clase con mis alumnos. En mi clase es muy fácil hablar de este tema por dos motivos: Forma parte del temario de ACM y, además, como tutora me preocupo por la alimentación de mis alumnos y procuro orientarlos. Uno de los grandes problemas que veo es que muchos no desauyanan, han perdido el hábito. En un momento determinado, generalmente cuando sus familias consideraron que ya eran mayores para levantarse solos e ir al colegio sin tener que acompañerles, ellos decidieron que era mejor estar un rato más en la cama que dedicarse a desayunar. Por este motivo, muchos no desayunan. Como perdieron el hábito, no sienten hambre y piensan que el desayuno no es una comida imprescindible. A la hora del recreo, hay tres grandes grupos: los que siguen sin comer nada, los que comen alimentos poco saludables (bollo, chucherías, etc) y los que se llevan un bocadillo o una pieza de fruta. Yo, como tutora, suelo hacerles ver la importancia de tomar algo a media mañana y que además ese algo debe ser sano. Cuando comentamos los hábitos alimenticios, la pasta y los fritos son lo reyes, tanto en la comida como en la cena. Habitualmente, siempre comen lo mismo y no están dispuestos a probar nada diferente. Cualquier cosa que no esté dentro de sus costumbres es recibido con un "que asco". Teniendo en cuenta la multiculturalidad de mi tutoría, la cantidad de veces que se discute sobre si algo les gusta o no y la cantidad de veces que se dice "que asco" de alimentos que ni siquiera han visto, olido o probado. Para la merienda ocurre lo mismo que con la comida de la hora del recreo, o no la hacen o es insana en su gran mayoría. Este curso he conseguido que un alumno que no desayunaba y no tomaba nada en el recreo, haga ambas cosas. Por supuesto he contado con el apoyo de su madre. A día de hoy, ya tiene ese hábito cogido y no deja ni de desayunar ni de tomar algo en el desayuno. Conocer los grupos de alimentos, los nutrientes de cada uno y como los utiliza nuestro cuerpo me parece fundamental. No usamos una vitamina y una proteina para lo mismo, por lo tanto hay que conocer los grupos de alimentos para después saber cuantos y como tomarlos. En realidad, los alumnos no conocen ni la cantidad ni la calidad de los alimentos que comen, y por supuesto, desconocen la variedad de formas de preparar cada alimento que existen. En su mayor parte, su alimentación es monótona. Su bebida favorita son los refrescos y los zumos envasados y muchos sólo beben agua dentro del colegio, bien porque se quedan a comedor bien porque se han terminado el zumo y tienen que beber el agua de las fuentes. Cuando se les explican las consecuencias de la mala alimentación, las ven refejadas en otros "Ah, si...a Fulanito le dijo eso el médico, porque está muy gordo o por ...." pero jamás lo ven en ellos. Si les comento que ese paquete de palomitas no es lo más sano para comer en el patio me dicen "pero es que están muy buenas", hay que modificar los hábitos de los alumnos desde pequeños y limitar el tipo de alimentos que pueden llevar al colegio. Creo que hay que intentar modificar los hábitos alimenticios de nuestros alumnos, una forma que se me ocurre es crear talleres de cocina en los colegios para que ellos mismos elaboren los alimentos y los prueben. No es lo mismo comer una manzana a bocados, que una macedonia de frutas preparada por ellos. No es lo mismo un bollo industrial, que uno casero, etc

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